En el capítulo 23 Horacio visita una especie de concierto en el que al momento de comienzan, no eran más de 20 personas las oyentes.
Más adelante, cuando comienza el concierto, este era tan malo que las personas se comenzaron a ir de a poco, causando que al fina del concierto solo quedara Oliveira, el cual se quedo sólo porque quería mostrar un poco de empatía hacia la persona que tocaba el piano. Esto se puede observar en la siguiente cita:
Por un lado era cosa de irse, pero en todo ese concierto había una atmósfera
que encantaba a Oliveira. Después de todo la pobre Trépat había estado tratando
de presentar obras en primera audición, lo que siempre era un mérito en este
mundo de gran polonesa.
También después Oliveira habla con la pianista, y le señala que:
También después Oliveira habla con la pianista, y le señala que:
—Un artista como usted conocerá de sobra la incomprensión y el snobismo
del público. En el fondo yo sé que usted toca para usted misma.
—Para mí misma —repitió Berthe Trépat con una voz de guacamayo asombrosamente parecida a la del caballero que la había presentado.
—¿Para quién, si no? —dijo Oliveira, trepándose al escenario con la misma soltura que si hubiera estado soñando—. Un artista sólo cuenta con las estrellas, como dijo Nietzsche.
Aquí el sigue hablando y le intenta dar ánimos a la mujer diciendo una cita de Nietzsche , acerca de que el artista finalmente canta o toca para el, y luego para los demás.
—Para mí misma —repitió Berthe Trépat con una voz de guacamayo asombrosamente parecida a la del caballero que la había presentado.
—¿Para quién, si no? —dijo Oliveira, trepándose al escenario con la misma soltura que si hubiera estado soñando—. Un artista sólo cuenta con las estrellas, como dijo Nietzsche.
Aquí el sigue hablando y le intenta dar ánimos a la mujer diciendo una cita de Nietzsche , acerca de que el artista finalmente canta o toca para el, y luego para los demás.
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